JUAN FERNÁNDEZ-PALOMINO SÁNCHEZ
Párroco de Chozas de Canales (Toledo)
 

Al llegar al número sesenta de nuestra sección y con motivo de la publicación de esta fotografía queremos agradecer a todos aquellos que desinteresadamente prestáis vuestra colaboración al ofrecernos información y sobre todos material fotográfico. Nuestra Causa estudia uno por uno el martirio de cada candidato. Y así al contemplar sus retratos podemos mirarles a los ojos, saber como era su rostro, interpretar sus miedos en aquellas horas difíciles y sobre todo como se dejaron conducir por Jesucristo Nuestro Señor, rey de los mártires, para derramando su sangre, ser auténticos testigos del Evangelio.

Esta fotografía propiedad de Don Pedro Pedraza Muñoz nos retrotrae a un 27 de septiembre de 1925 en la localidad toledana de Dosbarrios. En la misma como pueden observan aparece un grupo de sacerdotes y de seglares, tal vez después de una sobremesa.

El primer sacerdote que de pie aparece fumando (empezando por la izquierda) es don José Rivadeneira Perea, fue cura párroco de Yepes (Toledo) y murió de muerte natural.

Delante de él y sentado, el primero empezando por la izquierda, se encuentra el Siervo de Dios Epifanio Díaz-Delgado Maroto, que estaba destinado en Tórtola de Henares (Guadalajara) y cuya Causa se sigue en nuestro Proceso, pero por la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

Ya tuvimos ocasión, en la entrega número 10 de "Padre Nuestro", de hablar del Siervo de Dios Julián Muñoz Cuesta, cura regente de Villafranca de los Caballeros y que aparece sentado en la fotografía el primero por la derecha.

Hoy nos acercamos al Siervo de Dios Juan Fernández-Palomino Sánchez, que había nacido en Dosbarrios (Toledo) el 29 de abril de 1892. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de abril de 1917. En la fotografía aparece señalado con un círculo.

Cuando estalla la guerra, don Juan ejercía el ministerio en la parroquia de Chozas de Canales (Toledo). En los primeros días, exactamente el 22 de julio, las autoridades republicanas le retuvieron en su casa sin permitirle salir del pueblo.

Unos días antes la gente de Chozas recuerda un impresionante Sermón que el párroco dedicó a la Virgen de los Dolores, hablándoles de cómo la Virgen nos amparaba y pidiendo por la paz. Se ha testificado también que don Juan compraba en una tienda del pueblo los alimentos para personas pobres y enfermas y pedía a las dueñas que lo llevaran a sus casas.

La gente del pueblo le había aconsejado que se marchara... pero él se había confiado a dos comunistas que le habían dicho que le defenderían. Hasta que el día 27 de julio vinieron a detenerlo. Ese día, estos dos se fueron del pueblo mientras lo iban a matar.

Los testigos afirman que tras la detención le llevaron a una taberna donde, aprovechándose del poco dinero que llevaba encima y haciendo mofa de Nuestro Señor, le decían: - "¿No bebes vino en la Misa? Pues aquí también tienes que hacerlo. Y le obligaron a beber. Luego le hicieron subir a un coche de las milicias, que había venido desde Madrid, y se lo llevaron en dirección a Illescas (Toledo). Antes de llegar, le fusilaron.

Se sabe que la cabeza apareció separa del cuerpo. Y que al darle sepultura se hizo saber a la familia que el Siervo de Dios le pidió al Señor: "Señor, haz de mí tu Santa Voluntad", ya que era la única defensa que tenía.