MANUEL GIL MARTÍN
Ecónomo de la parroquia de Santiago en Talavera de la Reina (Toledo)
Ladislao Gil de la Serna y Martín de Blas (Libro de Bautismo de la parroquia de Sonseca (Toledo) nº 29, folio 186 vto.) nació el 27 de junio de 1876 en Sonseca (Toledo). Sus padres Doroteo y Juana un mes antes, el 21 de mayo, habían perdido a su hijo Manuel de tan sólo un año. A los doce años, Ladislao decide ponerse el nombre de Manuel. En las notas marginales de su partida de bautismo leemos: “Este niño fue confirmado un 23 de junio de 1888 por el Ilmo. Sr. Dr. D. Valeriano Menéndez, Obispo auxiliar de Toledo y cambió el nombre de Ladislao por Manuel”.
Fue ordenado el 10 de diciembre de 1899. Tras sus primeros destinos, el curso 1908-1909 ejerce de profesor en el Seminario Conciliar. El día 8 de octubre de 1908 tuvo lugar la inauguración del curso; en la crónica del acto podemos leer: “la Universidad Toledana presentaba su respetabilísimo Claustro de Profesores, hombres encanecidos en el estudio y jóvenes esperanzas de esas ciencias eclesiásticas…” entre los últimos citados puede leerse el nombre de D. Manuel Gil y Martín.
Luego fue destinado como cura regente de Bargas (Toledo). “El Castellano” del 17 de junio de 1915 nos ofrece esta crónica: “El domingo 13, se celebró en este pueblo (Bargas) una solemnísima fiesta en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Gracias al trabajo incansable del Sr. Cura Ecónomo Don Manuel Gil, la fiesta fue brillantísima, celebrándose la Misa de comunión… En la función principal predicó, elocuentemente, el Sr. Gil, asistiendo una escogida orquesta de Toledo”.
Meses después, el 21 de septiembre, en el mismo diario se nos dice que “con el tradicional esplendor se han celebrado las fiestas que Bargas dedica a su Santísimo Cristo de la Sala. Ayer, 19, se verificó la fiesta religiosa… El sermón estuvo a cargo del señor cura regente, D. Manuel Gil, que en el breve tiempo que ha estado entre nosotros, ha sabido conquistarse fama de orador fácil y elocuente. Su sermón de ayer será recordado como modelo de bien decir, de elegancia y de unción evangélica”.
A finales de los años 20 ejercía en Calera y Chozas (Toledo). El 8 de abril de 1927 encontramos en las páginas interiores de “El Castellano”, los siguientes elogios, encabezado por el siguiente título: “En Calera. La labor de un buen sacerdote. Llegó, vio y venció. La fe vuelve”.
El artículo dice:
“Por reconocimiento, por gratitud y ante todo y sobre todo por amor a la justicia, no debe permanecer mi pluma quieta e indiferente ante la meritoria labor que, no bien llegado a este pueblo, ha emprendido su dignísimo párroco don Manuel Gil Martín.
Por su humildad y exagerada modestia, sé que ha de contrariarle no poco la lectura de estas líneas, mas tengo para mí que las buenas obras deben lanzarse a los cuatro vientos para que sirvan de estímulo y sano ejemplo.
Habíamos llegado a tal estado de abandono e indiferencia en materia religiosa que daba pena ver la iglesia casi vacía, no solo en los días de precepto, sino también en aquellas de gran solemnidad. La fe se extinguía por momentos al ver el estado de abandono y necesidad del templo, de este hermoso templo que, lleno de grandes goteras, grietas y resquebrajaduras, amenazaba derrumbarse con grave riesgo de las pocas personas que lo frecuentaban. No ha mucho, se derrumbó un trozo de cielo raso, que milagrosamente no causó víctimas.
Hemos tenido ocasión de ver las ropas y salvo algún terno y algunas casullas, lo demás, sobre todo en ropas blancas, era un montón de trapos sucios, ajados y llenos de rotos que causaba lástima e indignación a la vez.
Por prudencia y caridad no quiero profundizar más en este delicado asunto, limitándome a lo dicho para dar una ligera idea de cómo ha encontrado esta iglesia su digno párroco recientemente posesionado de ella. Yo he visto asomar las lágrimas a sus ojos al ver el arduo problema que ante él se presentaba.
No era nada fácil poner el remedio con la urgencia que el caso requería. Nuevo en un pueblo y desconocido para todos, aunque algunos tuviéramos de él las mejores referencias, se hacía un poco difícil arrastrar a la masa común e inclinarla a su favor para que cada uno, con arreglo a su voluntad, acudiera a remediar el mal.
Sin embargo, su voluntad, su ejemplo, su perseverancia y sobre todo su escrupulosidad y amor en el cumplimiento de su sagrado ministerio, a pesar de su breve actuación, han inclinado al pueblo todo a su favor y el éxito más grandioso ha correspondido a su esfuerzo.
Justo es consignar que este pueblo ha sabido apreciar enseguida las dotes que adornan a don Manuel Gil, al que se profesa verdadero cariño y se rinde la admiración que merece.
Los pobres enfermos y los impedidos, que tan olvidados estaban hace unos años, ya tienen quien les predique consuelos y les conforte su espíritu. La fe vuelve a todos.
Recabado por el párroco el apoyo de las autoridades locales y bajo la presidencia de aquél y de éstas, se celebró hace días una reunión en el Ayuntamiento, a la que asistieron los principales contribuyentes para tratar de remediar el estado casi ruinoso del templo, y al efecto todos los asistentes se suscribieron con alguna cantidad, encabezando la lista de donantes el señor cura y las autoridades.
En el acto, y a instancias del párroco, que por delicadeza se opuso a intervenir por sí solo en las obras, se nombró un comisión compuesta por el repetido párroco, don Manuel Gil Martín; alcalde, don Virgilio Renilla; juez municipal, don Leoncio Jiménez, y los señores don Ramón Granda, don Víctor Izquierdo, don Gregorio Luengo, don Pablo Rodríguez y don Eduardo Carrasco Jiménez.
En días sucesivos, el señor cura, acompañado por señores de la comisión, recabó la voluntad de los vecinos casa por casa, contribuyendo con su modesto óbolo casi todo el pueblo.
Se ha invitado también para que contribuyan a engrosar la cantidad recaudada, a los terratenientes y personas de esta localidad que tienen fuera de ella su residencia.
En el arreglo y recosido de las ropas trabajan sin descanso familiares y servidumbre del señor cura, casi desde su llegada a ésta, y aún les queda para rato. Un grupo de distinguidas señoritas, compuesto por Natalia Granda, excepcionalmente caritativa, bondadosa y simpática, Teodosia, María e Isabel Rivera, Lágrimas Renillas, Anita Taldívar, María Jesús Granda, Beatriz Izquierdo y Elena Mateo, han echado sobre sí el trabajo de confeccionar ropas blancas, costeadas por ellas, para donarlas a la iglesia.
Es también merecedora de todo elogio doña Dominga Gallego, que anticipando el cumplimiento de una cláusula testamentaria, ha entregado a esta parroquia ropas y ornamentos de la capilla particular que perteneció al finado don Gregorio Chico y Velada.
Todo esto se debe a la acertada gestión de nuestro capellán, don Manuel Gil Martín, al que felicitamos de corazón y al que, para bien del pueblo, deseamos largos años de permanencia entre nosotros”.
PACO GÓNGORA
“El Castellano” del 2 de julio de 1927 recoge la crónica de la fiesta del Corazón de Jesús: “Con toda grandiosidad se ha celebrado la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús… Ocupo la cátedra sagrada el párroco don Manuel Gil Martín, que haciendo gala de sublime oratoria, predicó un sermón meritísimo por el tema y la composición".
Un especial que, con motivo del Corpus, publica “El Castellano” el 7 de junio de 1928 recoge una interviú con el alcalde de Calera, don Virgilio Renilla. Al ser preguntado por los futuros proyectos, el Sr. Alcalde alaba el buen hacer de los cuatro maestros que trabajan que “unido su esfuerzo al del incansable párroco, D. Manuel Martín Gil, que tan gran incremento ha sabido dar a la catequesis, y que está haciendo una labor de apóstol, formarán una generación que honrará nuestro pueblo”.
El 19 de marzo de 1930 predicó en la solemne función religiosa que por San José se celebra en la iglesia de las Madres Bernardas de Talavera de la Reina.
El 21 de abril de 1930, una vez más las páginas de “El Castellano” se hacen eco de la visita del Cardenal Segura el día 16 a Calera y Chozas (Toledo) para confirmar a cerca de 1.500 niños. Tras explicar todo tipo de detalles sobre las costumbres que se tenían por entonces al recibir al Cardenal, el cronista afirma “Su eminencia reverendísima, revisó acto seguido los altares acompañado del señor cura párroco don Manuel Gil Martín, que le explicaba con todo detalle quienes habían costeado los tres nuevos, recientemente instalados. Seguidamente revisó también las ropas y ornamentos sagrados que se hallaban expuestos con mucho gusto y muy ordenadamente en la sacristía, causándole gran contento y admiración el precioso arca que se estrenará mañana en el monumento, regalado por el rector del Colegio de Chamartín de la Rosa, reverendo padre Enrique Jiménez, al que tanto debe esta iglesia y que es un perfecto calco de la del Monasterio de Guadalupe. Acto seguido, empezó la confirmación, siendo padrinos don Fructuoso Garrido Moreno y su esposa doña Agueda Carrasco, recibiendo el sacramento de la confirmación cerca de 1.500 niños. Desde el templo y acompañado de autoridades y numerosísimo público se dirigió al Ayuntamiento, donde entronizó el Sagrado Corazón de Jesús… Altamente satisfecho ha marchado de este pueblo nuestro Prelado y así lo manifestó a todos en su despedida. Por ser de verdadera justicia, no queremos regatear nuestra sincera felicitación al señor cura párroco…”
Los últimos años, antes de que estalle la guerra, el Siervo de Dios recibe el nombramiento como ecónomo de la parroquia de Santiago Apóstol en Talavera de la Reina (Toledo).
Tras finalizar la contienda entre las notas que inmediatamente tomó don Juan Francisco Rivera Recio podemos leer: “Celebró la santa misa hasta el 21 de julio, inclusive; el 22 sumió el Santísimo Sacramento y privadamente siguió celebrando en el templo hasta el 25, fiesta patronal de la parroquia. Este mismo día a las tres de la tarde le fueron a tomar declaración en el Cuartel de Milicias (Fundación Joaquina Santander) devolviéndole al domicilio en donde estaba refugiado. En el comité le dijeron que estuviese tranquilo, si bien el pudo oír como se celebraba una conferencia telefónica con Calera. A las diez de la noche del 3 de agosto fueron de nuevo a buscarle. Se despidió de todos “hasta la eternidad”; y mientras bajaba la escalera iba repitiendo: “¡Padre, perdónales que no saben lo que hacen!”.
La noche del 3 al 4 de agosto de 1936 fue fusilado o por el camino o al llegar a Calera.
Como es sabido en el Archivo Histórico Nacional está la llamada Causa General, en la cual se conserva, pueblo a pueblo, para toda España, la información que mando elaborar el General Franco, tras finalizar la guerra. El nombre oficial es: Instrucción de la «Causa general» sobre los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja, creada por Decreto de 26 de Abril de 1940 y encomendada al Ministerio Fiscal. Entre los nueve estados creados para obtener esta información, los más relevantes son los tres primeros:
- Estado número 1: “Relación de personas residentes en este término municipal, que durante la dominación roja fueron muertas violentamente o desaparecieron y se cree fueran asesinas”
- Estado número 2: “Relación de cadáveres recogidos en este término municipal, de personas no reconocidas como residentes en él, que sufrieron muerte violenta durante la dominación roja”
- Estado número 3: “Relación de tormentos, torturas, incendios de edificios, saqueos, destrucciones de iglesias y objetos de culto, profanaciones y otros hechos delictivos que por sus circunstancias, por la alarma o el terror que produjeron deban considerarse como graves, con exclusión de los asesinatos, que fueron cometidos en este término municipal durante la dominación roja”
Bien, pues del estado nº 3 de lo acontecido en Talavera de la Reina, obtenemos la siguiente información complementaria:
“En tiempo de la República unos desalmados robaron la forma (consagrada) de la Custodia. Los detuvieron pero enseguida quedaron en libertad. Uno de ellos, que era albañil, le preparó una cencerrada. El 31 de julio le sacaron de su casa, le llevaron a la Iglesia, le quitaron el traje talar y en mangas de camisa le pasearon por las calles. El 2 de agosto le llevaron al Comité y el 3 le metieron en un coche y camino de Calera lo asesinaron”.
Finalmente la Postulación conserva en su poder fotocopia de los originales de lo que se llama “el ramo de Talavera de la Reina” con consultas del Sr. Fiscal Instructor de la Causa General de Toledo solicitando noticias de diferentes personas represaliadas en la zona republicana. Sobre el cuerpo del Siervo de Dios Manuel Gil, el 20 de diciembre de 1941, el Juez Municipal notifica que:
DILEGENCIA.- La pongo para hacer constar que en el ramo de la Pieza Principal correspondiente a Calera y Chozas figura al folio tres un estado modelo número 2 en el que se dice que en los meses de julio y agosto de 1936, en la Venta El Conejo de la Carretera General - salvo, el último que apareció en Charcones, Alameda - con heridas de arma de fuego, fueron hallados los cadáveres de D. SATURNINO, Arcipreste de Talavera de la Reina, VÍCTOR BENITO, labrador, Presidente de Acción Popular, EUGENIO CERRO LABRADOR, Capitán de la Guardia Civil retirado, MANUEL GIL MARTÍN, cura párroco y D. FELIPE MACHUCA, vecinos de TALAVERA DE LA REINA, de Acción Popular, cuyas defunciones no se hallan inscritas; y un oficio del Juzgado Municipal de Talavera de 20 de diciembre de 1941 que se desglosa para unirlo a este ramo. Toledo dieciséis de abril de mil novecientos cuarenta y tres. Doy fe.
Sus restos reposan en el panteón familiar del Cementerio Municipal de Sonseca (Toledo).