INOCENTE LÓPEZ ALONSO
Párroco de Belvís de la Jara (Toledo)

Natural de Yuncos (Toledo) había nacido el 28 de diciembre de 1895. Ordenado el 17 de diciembre de 1921. En el “Anuario Diocesano” para 1930 se nos dice que ejercía de párroco en Albalate de Zorita (Guadalajara). Tras la muerte, en los primeros meses de 1934, de don Mariano Mora Fernández, cura ecónomo de la parroquia de Belvís de la Jara (Toledo) y, tras varios meses de sustituciones de los sacerdotes de los pueblos cercanos, a don Inocente se le encargó esta parroquia.

“El Castellano” del viernes 16 de noviembre de 1934 titula la siguiente noticia: “En Belvís de la Jara, renacimiento religioso”. La noticia narra que “es ostensible el despertar religioso de este pueblo, que era apático e indiferente para las cosas de la Iglesia. El solemne novenario de Ánimas que este año ha organizado el nuevo sacerdote encargado de la parroquia, don Inocente López Alonso, así lo ha puesto de manifiesto. Persuadido el señor López Alonso de que la devoción, tan arraigada en este pueblo, a las benditas almas del Purgatorio, podría ser un estímulo para atraer a los fieles al templo, proyectó, de acuerdo con la Hermandad, variar la hora de los cultos, fijándolos a hora oportuna para que pudieran asistir los trabajadores del campo, y ofreciéndose a predicar gratuitamente durante toda la novena, y el éxito más rotundo ha coronado la iniciativa de nuestro señor cura, frustrando los augurios que hacían aún los más optimistas. El templo se ha visto repleto de fieles, de bote en bote, hasta el extremo de que muchos, para seguir al orador en su cálida palabra, utilizaban los bancos de la iglesia como plataforma. Ello es muy consolador, siendo de desear que el vecindario de Belvís siga el buen camino que le traza su digno párroco”.

Pasados los años la historia se repetirá también para Don Inocente. Tras estallar la guerra civil fue apresado el 24 de julio de 1936 por las autoridades republicanas y por las juventudes socialistas. Permaneció en la cárcel hasta el día 27. Ese día le hicieron salir para que arrojase las aguas sucias de la prisión y, luego le condujeron fuera del pueblo, junto al puente, disparando sobre él y dejándolo herido de muerte.

El que fuera Obispo auxiliar del Cardenal Pla y, posteriormente, Obispo de Palencia, Monseñor Anastasio Granados, escribió meses después (noviembre de 1936) una especie de diario con los recuerdos que le toco vivir en aquellas jornadas. El día 28 de julio puede leerse. 

Entretanto, yo me encontré en la finca “Los Villarejos” con el buenísimo Antonio, fundador de la Juventud Católica en Espinoso del Rey, de donde era veterinario. Él me contó detalles de la muerte de don Inocencio López Alonso, ecónomo de Belvis de la Jara. Le mataron a las 11 de la mañana del día 27 en un puente; el asesino fue un desgraciado llamado “el obispo”. Una hora después de haber recibido los dos tiros, en la espalda y en la cabeza, todavía vivía y pudo decir a los que iban a recogerle: “Pido perdón al pueblo y perdono a todos. Ruego que suelten a los presos y que me echen a mí la culpa de todo; que no maten a nadie más. Rematadme, que no puedo más”.