JESÚS MARTÍN DÍAZ
Ecónomo de los Yébenes (Toledo)

Jesús nació en Cobisa (Toledo) el 12 de junio de 1888. Mientras realiza sus estudios en el Seminario Mayor de Toledo se habla del Siervo de Dios como de “aventajado seminarista”. Con ocasión de la entrada del nuevo párroco en 1910, “El Castellano” del 2 de agosto de 1910 afirma que antes de la Salve cantó, con gran maestría, el joven D. Jesús Martín un motete a la Virgen, titulado “No me mires como Reina”. Recibió la ordenación el 23 de diciembre de 1911. Fue destinado a Consuegra como coadjutor en 1912; regente de San Martín de Pusa en 1919; de allí pasó a Belvís de la Jara, en 1927.

Cuenta Fernando Jiménez de Gregorio, en un artículo titulado “La iglesia y la parroquia del Belvís de la Jara en el siglo XX” que el Siervo de Dios era “un sacerdote bueno, de gran vocación y humildad, espiritualista y erudito. Sus pláticas dominicales eran muy instructivas; de habla reposada, con buen conocimiento del tema, como lo pudiera hacer un historiador. Era hombre de paz, sosegado y culto. Estuvo en nuestra parroquia seis años. Durante ese tiempo cambió las grandes baldosas rojas del pavimento de la iglesia por mosaicos blancos y negros, dispuestos en forma romboidal; pavimento que se conserva. También se arreglan los tejados, suprimiéndose las numerosas goteras”.
En septiembre de 1933 pasó como ecónomo a la parroquia de Los Yébenes (Toledo), allí le sorprende la persecución religiosa que se desata en los primeros meses de la Guerra Civil.
Cuenta don Juan Francisco Rivera que “don Jesús fue recluido desde el primer momento en su propio domicilio por los marxistas. Fechas después, volvieron para darle muerte. Para ver la manera de salvar la vida, no quiso abrirles, saltando por las paredes a una casa contigua. Las milicias descerrajaron la puerta y le buscaron por toda la casa. Como sus pesquisas resultaron inútiles, redoblaron la búsqueda, dando con el sacerdote en una casa vecina, y le asesinaron al bajar por una escalera. Sádicamente se ensañaron con el cadáver, destrozándole el cráneo”. Era el 1 de agosto de 1936. Enterrado en el cementerio municipal, fue luego trasladado a la iglesia parroquial de Cobisa, su pueblo natal.

En la foto, el Siervo de Dios Jesús Martín (primero sentado a la derecha) junto con el Beato José Polo (segundo sentado por la izquierda) en 1923, durante el homenaje a don Francisco Muro Bejerano, que fue durante seis meses alcalde de Toledo.