ILDEFONSO MOTERO DÍAZ
Canónigo Tesorero de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo

El Siervo de Dios Ildefonso Montero Díaz que sufrió el martirio el 1 de agosto de 1936 en la ciudad de Toledo. Sacerdote sevillano, fue en las primeras décadas del siglo XX, una de las más importantes figuras del periodismo católico español; recaló en 1925 en la capital de nuestra Archidiócesis como canónigo-Tesorero de la Catedral Primada. 

Pero antes, y a punto del necesario descanso veraniego, volvemos a presentaros la labor ingente desarrollada por Eduardo Sánchez Butragueño en su blog “Toledo Olvidado”.
“Toledo Olvidado” es la prueba del enorme interés que despierta la ciudad de Toledo y su historia a nivel internacional, así como la evidencia de que esa importancia no ha pasado desapercibida para los grandes fotógrafos de la historia, que, casi en su totalidad, han pasado por Toledo a lo largo de estos ya 160 años transcurridos desde que en 1852 Edward King Tenison tomara los primeros calotipos conocidos de la ciudad.
Creado en febrero de 2008, el blog con más de 800.000 visitas, tiene un total de 180 entradas que aglutinan casi 9.000 fotografías de la ciudad Imperial desde 1852, la fecha de la primera imagen conocida de Toledo. Las 
La entrada del pasado 15 de julio de 2012, tan impresionantemente trabajada como la mayoría, narra la historia de la corona de la Virgen del Sagrario. Se trata, afirma Eduardo Sánchez, de uno de los mejores trabajos de orfebrería del siglo XX en España, creado por Félix Granda para la coronación canónica de la Virgen del Sagrario, que tuvo lugar el 30 de mayo de 1926…
Diez años después “las autoridades republicanas decidieron incautar multitud de joyas y obras de arte, entre ellas las del Tesoro de la Catedral… (en el nº 61 de la lista figura la corona de la Virgen)”.
También “la Custodia de Arfe también fue desmontada para ser incautada. Rafael Martínez -arcediano de la Catedral- e Ildefonso Montero -tesorero- fueron fusilados tras facilitar el manual para desmontar la Custodia que el propio Arfe redactó…”.
Os animo a que entréis en el blog “Toledo Olvidado” para conocer como se recuperó la corona y los otros sucesos que junto a cuarenta fotografías (algunas de las más bellas e impactantes de los años 20 y 30) desvelan esta historia apasionante.

El llamado “Día de la Prensa e Información de la Iglesia”, que se celebró por vez primera en 1916, era la jornada más antigua y la primera que, como tal, se estableció en España. No se trataba de una jornada particular o privada de una institución u organismo. Era, por el contrario, dentro del calendario de jornadas señaladas por la Iglesia para una dedicación especial, una fecha de carácter oficial, en la que se urgía a la cooperación de los católicos, precisamente en orden a la consecución de unos medios que la misma Iglesia necesitaba para evangelizar.
El Siervo de Dios Ildefonso Montero con agudeza previsora, propuso la celebración de un “Día”, para facilitar a la Iglesia unos medios que, desde esa fecha, le han prestado y rendido magníficos servicios.
El 17 de julio de 1924, el periódico “La Constancia” (el diario reconocido como el más genuinamente católico de Guipúzcoa) editado en San Sebastián habla de nuestro protagonista en los siguientes términos:
Es bueno que dediquemos un pequeño comentario al infatigable promotor de toda una generación de periodistas, al insigne don Ildefonso Montero Díaz, Director de la meritísima obra “Ora et Labora” del Seminario de Sevilla.
Hace muchos años que trabaja sin cesar en el progreso de esta gran Obra… Sin embargo, he podido admirar (afirma el autor anónimo del artículo) su inquebrantable voluntad, su fe viva en el triunfo de este nuevo apostolado…
“Ora et Labora” bendecida y fomentada por los Arzobispos Hispalenses, ha conquistado la aprobación de varios Pontífices, formando mediante una habilísima organización miles de periodistas en toda España. No hay Seminario español donde “Ora et Labora” no siembre su maravillosa doctrina, haciendo de varias generaciones de seminaristas, apóstoles de obras sociales, expertos catequistas, y sobre todo hábiles periodistas que hoy dirigen y colaboran en muchos periódicos diocesanos, algunos de los cuales deben su existencia al favor periodístico que han recibido, irradiado de Sevilla, considerada la cuna del Apostolado de la Prensa católica de España.
“Ora et Labora”, hace cerca de 20 años que está dando lecciones de periodismo y de periodismo católico que es lo mismo que decir abnegación, sacrificio y ese “algo” que hace mover la pluma y solamente conocemos los que nos dedicamos a la prensa, pero que no podemos explicar ni siquiera darle nombre.

El mismo Siervo de Dios, en un artículo publicado en “El Castellano” del lunes 25 de junio de 1934 nos explica, al cumplirse treinta años de la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa, qué es y para qué se funda “Ora et Labora”. Dice así el texto:
“Se cumplen ahora treinta años. En la segunda quincena de junio de 1904 -año jubilar de la Inmaculada- tuvo lugar, en Sevilla, la Primera Asamblea Nacional de la Buena Prensa. Desde entonces no se ha interrumpido la acción en pro de la “Prensa católica”. Justo es hoy dedicar un recuerdo a aquella Primera Asamblea”.
De los que allí concurrimos, los más, hombres maduros, han bajado al sepulcro. Hagamos un “memento” de ellos, consignando sus preclaros nombres.
El cardenal Spínola (Beato Marcelo Spínola y Maestre), presidente de la Asamblea; tres primados de España: -rara coincidencia- el que lo era a la sazón, cardenal Sancha (Beato Ciriaco María Sancha y Hervás); acompañando a éste, en aquella fecha, el arcediano de Toledo, futuro cardenal Reig; y, en la tribuna, pronunciando un discurso, el entonces obispo de Palencia, luego arzobispo de Sevilla y, finalmente, como los anteriores, cardenal arzobispo de Toledo, don Enrique Almaraz (…)

El espíritu de aquella “Asamblea”, cuyas sesiones privadas se celebraron en el Palacio de San Telmo, ya Seminario, fue recogido allí mismo por la Institución “Ora et Labora” que se constituyó oficialmente un año después, en 1905.
“Ora et Labora” ¿quién lo negará? ha sido el hilo de oro que con su periódico primero, con sus “Certámenes” después, -tres quinquenios- con sus “Catálogos de Prensa”, y, finalmente, en los últimos dieciocho años, con el “Día de la Prensa Católica”, ha mantenido sin solución de continuidad, el interés que despertó aquella memorable “Asamblea”.
En la hora presente, cuando la chispa prendió en toda España, noble es dedicar un recuerdo a aquellos católicos esforzados del año 1904”.

Nuestro protagonista había nacido en Estepa (Sevilla) el 20 de octubre de 1883. Tras realizar los estudios eclesiásticos en Sevilla, se ordenó sacerdote el 5 de junio de 1909. Consiguió el doctorado en Filosofía, Teología y Derecho Canónico. Ejerció los cargos de Superior del Seminario de Sevilla (1910) y catedrático del mismo (1911); director del Boletín eclesiástico de Sevilla (1914).

Desde 1925 era Canónigo Tesorero de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo y profesor del Seminario de Toledo.
Como quisimos demostrar en los capítulos anteriores su noble obsesión fue la prensa católica. Además de la fundación y dirección de la institución “Ora et labora”, el Siervo de Dios trabajó para que surgiera una Hemeroteca Católica Internacional, que en 1936 recibía diarios y revistas católicas de unas 40 naciones. Fue miembro activo, entre otras, de la Asociación Nacional de la Prensa. 
Hombre con gran capacidad resolutiva: tras asistir a varios congresos y reuniones internacionales, en 1924 organizó la III Asamblea Nacional de la Prensa Católica. En el Congreso Internacional Católico de Constanza fue nombrado Presidente de la “Comisión Permanente Internacional de Prensa”, recibiendo el aplauso de toda la Asamblea al desarrollar el tema “La Prensa Católica Mundial”. Por eso, el Cardenal Primado de Toledo lo nombra Secretario General de la “Asamblea de la Prensa Católica” y el Cardenal Gasparri, Secretario de Estado, le expresa en público “el agradecimiento de Su Santidad Pío XI por sus constantes y valiosos trabajos”.
El artículo que ya citamos y que fue publicado en el diario “La Constancia” de San Sebastián, el 17 de julio de 1924, termina elogiando a nuestro mártir con estas palabras: “La eminente figura del señor Montero Díaz, es un ejemplo elocuentísimo de los que es capaz un hombre pletórico de entusiasmo, trabajando por el triunfo de un ideal noble y elevado, sin hacer casi de los mil tropiezos que obstaculizan su labor, antes bien, superándolos con prudencia y cordura hasta hacerse superior a todo con férrea voluntad”.
En otro tipo de apostolado, en 1929 organizaba la I Semana Nacional de Consiliarios  diocesanos y el Primer Congreso Nacional de Acción Católica. En 1930 la I Asamblea Nacional de Acción Católica.

Tras años de fructífero apostolado el año 1936 traería el desastre de la Guerra Civil española. Cuando aún no habían pasado ni diez días del Alzamiento, el 27 de julio de 1936, el Siervo de Dios recibió una inesperada visita. En la novela histórica “Toledo 1936. Ciudad mártir” (2008) se nos narra el episodio de esta manera:
“En la tarde del 27 de julio, el capitán de Asalto Eusebio Rivera Navarro, un miembro del Partido Comunista y varios milicianos se presentan en la casa del Siervo de Dios solicitando su presencia en la Catedral. Alguien ha informado de que las llaves de la puerta blindada, que protege la habitación donde se guarda el Tesoro, están en poder del Canónigo Arcediano Don Rafael Martínez Vega. Reunidos ambos canónigos, las “autoridades” están deseosas de ver el Tesoro. Don Ildefonso entra con todos. Y como los milicianos lo hacen sin descubrirse, les llama la atención; ellos, aunque de mala gana, atienden los gestos de los cabecillas para hacerlo.

La belleza del templo catedralicio contempla al siniestro grupo acompañado por los candidatos al martirio. Van poniendo sus viles ojos en los objetos sagrados como si estuviesen escogiendo lo que van a llevarse; observan para preparar el saqueo. Así planean los republicanos el despojo total de la Catedral. Terminada esta primera visita de las autoridades republicanas, los dos sacerdotes reciben la orden de marchar a sus domicilios, pues nada les va a ocurrir. Al subir la Puerta Llana, unos milicianos se burlan de ellos al pasar y dicen: “-A estos dos ‘cuervos’ les quedan pocos días”.
Agosto comienza como termina julio: con asesinatos indiscriminados contra la Santa Madre Iglesia, en sus personas, y con atrevidos y sacrílegos destrozos en sus templos. A las doce y media de la mañana del primer día de este nuevo mes, unos milicianos se presentan en casa de don Justino Alarcón de Vera (fue beatificado en octubre de 2007) para detenerlo. Será el primero en caer ese día. El siguiente será nuestro protagonista.

Sobre los claustros de la Catedral de Toledo se encuentran diferentes viviendas, tanto del personal que la atiende como de alguno de los sacerdotes que trabaja en ella. Una de esas viviendas la ocupa don Ildefonso Montero Díaz… Sentado en su mesa de escritorio, pergeña algunos pensamientos: “Seguiremos orando y trabajando -escribe- en cuanto sea posible; seguiremos pidiéndole a Dios que nos libre de la muerte violenta; pero si Dios no quiere librarnos... yo tampoco quiero: hágase su santa voluntad... Yo estoy dispuesto para morir, conforme con la voluntad de Dios, sea lo que sea, y acepto de antemano la clase de muerte que quiera mandarme...”.
Con la mirada perdida, piensa qué delito le pueden imputar los marxistas. No ha participado en actividad política, no tiene posición social aventajada... Entonces echa un vistazo a su biblioteca, a los cuadros y fotos que cuelgan de las paredes y que recuerdan los trabajos de tantos años: la institución Ora et labora, desde su Sevilla natal; la creación de la Hemeroteca Católica Internacional, que en este año de 1936 ha conseguido recibir diarios y revistas católicas de 40 naciones... Fotografías de congresos y reuniones internacionales, la organización de la III Asamblea Nacional de Prensa Católica en 1924. Como Director del Secretariado de la Acción Católica, organizó la I Semana Nacional de Consiliarios diocesanos y el Primer Congreso Nacional de Acción Católica. Y hace solo seis años, la exitosa I Asamblea Nacional de Acción Católica... Demasiada gente bajo su control, demasiada doctrina católica… ¡Verdaderamente se le puede considerar un elemento peligroso!
Está tan absorto en sus pensamientos, que no se da cuenta de que en la calle hay un griterío que le increpa para que abra su puerta. Los milicianos se presentan en los claustros de la Catedral, preguntando por “un cura que se llama Ildefonso Montero". Su muerte viene decretada desde más arriba. A él le dicen que se lo llevan para declarar. Su hermana, que está en otra habitación, pide acompañarlo. Pero don Ildefonso tiene muy claro adónde se lo llevan y con la negativa de los milicianos la mujer queda en el dintel de la puerta contemplando cómo apresan a su hermano. Tal vez por su fama o por algún odio personal por la tarea ingente del sacerdote, los milicianos, que llevan tiempo actuando impunemente y a la luz del día, obligan, sin embargo, al canónigo a ir por callejas ocultas bajándolo por un sendero desde el Miradero hasta cerca de la Puerta Nueva de la ciudad, donde lo matan. Son aproximadamente las cinco de la tarde del primer día del espantoso y aciago mes de agosto de 1936.

 

Procesión por las calles de Toledo. 30 de mayo de 1926

Procesión por las calles de Toledo. 30 de mayo de 1926

Beato Marcelo Spínola y Maestre y Beato Ciriaco María Sancha y Hervás

Beato Marcelo Spínola y Maestre y Beato Ciriaco María Sancha y Hervás

Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios. Viernes Santo 1900. Estepa (Sevilla)

Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios. Viernes Santo 1900. Estepa (Sevilla)

Sacristía de la Catedral tras la incautación llevada a cabo por las autoridades republicanas en 1936

Sacristía de la Catedral tras la incautación llevada a cabo por las autoridades republicanas en 1936