JUAN DEL MORAL DE LA PLAZA
Coadjutor de la parroquia de los Santos Justo y Pastor (Toledo)

Natural de Olías del Rey (Toledo) había nacido el 16 de junio de 1872. Recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor José Ramón Quesada y Gascón, obispo auxiliar de Toledo, el 21 de septiembre de 1895.
Tras ser ordenado fue nombrado coadjutor de su parroquia natal. Dos años después, en 1897, ecónomo de Quero (Toledo). En 1902, de Azaña (Numancia de la Sagra). En 1903, fue destinado a Urda (Toledo), primero como coadjutor y después como ecónomo. Pero ese mismo año lo finalizó como ecónomo de Puente del Arzobispo (Toledo). En 1907, estuvo unos meses en Cerralbos (Toledo), y luego pasó de ecónomo, nuevamente, a Olías del Rey.
En 1908, también regresó a Azaña con el nombramiento de ecónomo. En 1909 fallece el canónigo Manuel del Moral y Manrique, que lo era de la Catedral de Madrid, familiar al que el siervo de Dios estaba muy vinculado.
De 1909 a 1912, atiende Menasalbas como ecónomo. De ese año a 1918, ecónomo de Santa Cruz del Retamar.
El Castellano del 17 de enero de 1914, nos presenta al Siervo de Dios participando de una tradición que se mantiene en este pueblo:

«El día 8 de este mes fueron todos los reclutas del actual reemplazo a la Iglesia Parroquial con el fin de despedirse de su queridísima Patrona la Virgen Santísima de la Paz. Nuestro celoso Ecónomo, don Juan del Moral, desde el altar de la Virgen les dirigió una plática llena de patriótico entusiasmo, exhortándoles a que siempre se mantengan fieles a su religión, a su patria y a su Bandera que han de jurar, y que durante la ausencia del pueblo que les vio nacer, lleven el nombre de la Virgen de la Paz en su corazón para amarla y en su pecho para bendecirla. Así lo prometieron todos, y uno por uno se despidieron del Sr. Del Moral, besándole la mano».
La tradición de los jóvenes que se marchaban al servicio militar y, antes de ello, pasaban a despedirse de la Virgen de la Paz no hacía más de quince años que se celebraba.

Decíamos en el número anterior que el Siervo de Dios participaba cada año de la tradición de los jóvenes que se marchaban al servicio militar y que acudían a la iglesia para despedirse de la Virgen de la Paz, patrona de Santa Cruz de Retamar (Toledo).
No hacía más de quince años que se celebraba y surgió con motivo de que estando destinados vecinos de Santa Cruz, como soldados en la Guerra de Cuba, llegaron noticias de la finalización de la contienda y del gran número de desaparecidos que había. Entre ellos parece ser que se contaba a los churriegos, como se llama a los que viven en este pueblo. Trascurren días y meses y ninguno da señales de vida, hasta que un 24 de enero en la procesión de la Virgen de la Paz al fondo de una calle aparecen un grupo de hombres vestidos con uniforme militar, se crea una gran expectación… Los familiares no se lo pueden creer: son los soldados de Santa Cruz que regresando se unen a la procesión y desfilan al lado de su patrona demostrando de la mejor manera posible su devoción y las gracias a la Virgen de la Paz.
El Siervo de Dios de 1918 a 1925, fue ecónomo de Ocaña. De 1925 a 1928, lo fue de Lillo.

En 1925 llega a la ciudad Imperial como capellán de las madres Jerónimas de San Pablo. En 1929 recibe el nombramiento de coadjutor de San Nicolás. Años después pasa a ser coadjutor de la parroquia de los Santos Justo y Pastor, que tenía más de 5.000 habitantes y, además del templo parroquial, contaba con las  filiales de San Lorenzo, de San Miguel y San Andrés, además de la ermita de la Virgen del Valle.

Cuando estalla la persecución religiosa el siervo de Dios Buenaventura Alarcón Canales, párroco de los Santos Justo y Pastor, será asesinado el 23 de julio. A don Juan le descubrieron cinco días después, y conduciéndolo al Paseo del Tránsito, lo asesinaron el 28 de julio.

 

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