CASIMIRO CONTRERAS ROPERO
Villafranca de los Caballeros (Toledo)
 

Casimiro Jaime Contreras Ropero, hijo de Domingo y Nicanora, nació en Villafranca de los Caballeros (Toledo), el 4 de marzo de 1873 y fue bautizado al día siguiente. Realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de San Ildefonso de Toledo. Conservamos en el Archivo Diocesano su petición al Cardenal Antolín Monescillo (1892-1898) para ser ordenado de subdiácono. Allí leemos «que habiendo recibido las sagradas órdenes menores en las témporas en quinta semana de cuaresma del presente año (1895) y manteniéndose con vocación decidida al estado eclesiástico suplica a Vuestra Emma. Rvdma. se digne, si lo tiene a bien, admitirle en las próximas témporas de San Mateo para recibir el sagrado orden del subdiaconado a título de “servitio eclesiae” con dispensa de patrimonio concedida por su santidad...».

En este tiempo para los clérigos seculares existía el llamado título de patrimonio o de pensión. Los ordenados con este título quedaban incardinados en una diócesis, pero estaban obligados a asumir aquellas funciones que el Obispo les encomendase sólo cuando existiera una necesidad, por lo menos relativamente grave, y no les excusara algún legítimo impedimento; esto permitía, en principio, su dedicación estable a otras tareas.

Esto explicaría dos cosas. Que don Juan Francisco Rivera Recio lo incluya como diocesano y asesinado en la persecución religiosa. Y, por otra parte, que trabajase en Madrid, como iremos viendo.

Recibió la ordenación sacerdotal en 1897. A los años lo encontramos trabajando en Madrid, en el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, sin duda alguna el centro benéfico de más importancia que costeaba el Estado. “El Colegio -leemos en “El Gráfico” del sábado 3 de diciembre de 1904- está regido por su director y el capellán D. Casimiro Contreras”. Allí encontramos esta fotografía.

El Colegio de Sordomudos fue fundado en 1805 y la Escuela Normal de Ciegos fue creada en 1842. Ambos fueron iniciativa de la Sociedad Económica Matritense. En 1852 los dos pasaron a depender de la beneficencia pública. Antes de que se cumpliera el siglo de su creación, el Colegio Nacional de Ciegos cierra sus puertas en 1932 y se separa del Colegio Nacional de Sordomudos, abandonando el edificio del nº 69 del paseo de la Castellana.

Al ser, como decíamos, el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, un centro benéfico del Estado conservamos muchas noticias de los sucesivos nombramientos oficiales para que don Casimiro ocupase esa plaza. Así como un extenso reportaje sobre una excursión realizada con los sordomudos a San Lorenzo del Escorial (ABC, 8 de junio de 1920). También encontramos información sobre un accidente de automóvil que sufrió dirigiéndose a un pueblo de la diócesis (Ciruelas, en la provincia de Guadalajara), pues “se le reventó un neumático, estrellándose violentamente contra la cuneta”. Lo sorprendente de la noticia es que tras darle el alta de la clínica y cuando se le trasladaba a su domicilio “el automóvil se hundió en el pavimento de la plaza Marlasca, pudiéndose tras no pocos esfuerzos, evitar un nuevo y más grave accidente” (La Vanguardia, 23 de octubre de 1924).

Por otra parte, don Casimiro ejercía de capellán en el Colegio Alemán de Madrid. También hay numerosas noticias, en la prensa de aquellos años, con motivo de dar su primera comunión a los niños de este Colegio. Sabemos por noticia de ABC del 1 de julio de 1928 que ya llevaba 25 años ejerciendo el ministerio en dicha institución:

“Extraordinaria solemnidad ha revestido este año la fiesta de fin de curso con que el Colegio Alemán da las vacaciones y despide a los alumnos que han terminado sus estudios. Se celebraba en ella, además, las bodas de plata en el Colegio del virtuoso e inteligente sacerdote reverendo padre Casimiro Contreras, profesor de Religión de este acreditado Centro de enseñanza… Todos ensalzaron elocuentemente, y como se merecía, el trabajo, asiduidad y celo, verdaderamente evangélicos, con que por espacio de veinticinco años ha venido enseñando la religión católica a los numerosos alumnos que han pasado por tan distinguido y conocido Colegio. Una vez más se puso de relieve las grandes simpatías de que goza en Madrid tan virtuoso sacerdote, y el afecto o, mejor dicho, cariño que por él sienten sus alumnos, sus compañeros y la colonia alemana en esta corte”.

Según la poca información con la que contamos hasta el día de hoy, lógicamente estaría en su domicilio familiar con motivo de las vacaciones escolares (la Guerra Civil estalla el 18 de julio). En Villafranca de los Caballeros parece ser que tuvo lugar su asesinato, sin saber el sitio y la fecha exacta. En la imagen, el Cristo de Santa Ana de Villafranca de los Caballeros. Lo único original que se conserva es el pie derecho y la cabeza,-salvada durante la guerra civil-, pues el resto pereció en ésta.