Sacerdotes

JUAN DÍAZ GARCÍA

Adscrito a la parroquia de Sonseca (Toledo)

Juan había nacido en el pueblo salmantino de Béjar, el 4 de mayo de 1871. Hijo de Eugenio Díaz e Isabel García. Tras realizar los estudios eclesiásticos, recibió la ordenación sacerdotal en Toledo, el 21 de marzo de 1896, de manos de monseñor José Ramón Quesada y Gascón, obispo auxiliar de la Archidiócesis primada.

Después de sus primeros nombramientos, sabemos que al final de la década de los años veinte está ejerciendo el ministerio en Fuensalida (Toledo), como capellán de las franciscanas en el convento del Espíritu Santo. De allí pasará como adscrito a la parroquia de Sonseca (Toledo).

Cuando estalla la persecución religiosa don Juan consiguió conservar la vida permaneciendo oculto hasta el 11 de septiembre. Esa noche lo detuvieron. Rivera Recio recoge en su martirologio que fue «torturadísimo hasta que expiró».

En los datos, para Sonseca, recogidos por Manuel Ballesteros Peces sabemos que fue asesinado junto al siervo de Dios Pedro Galindo, párroco de Mocejón (Toledo), que estaba residiendo en Sonseca. Los dos sacerdotes alcanzaron la palma del martirio junto a José García Rodríguez, que tenía una fábrica de calzado, y su hijo José. En el lugar de la carretera de Sonseca a Orgaz se levantó una cruz que curiosamente solo recoge los nombres del padre y del hijo. Un obrero de la fábrica de don José fue a Orgaz y consiguió que les enterraran en cajas individuales, a los cuatro, por lo que, al sacarles en 1939 estaban bastante enteros.

Al desenterrar a nuestro protagonista vieron que tenía un papel en la solapa de la chaqueta, que decía:

«Yo soy Juan Díaz y García, de 65 años de edad, natural de Béjar (Salamanca), domiciliado en Sonseca (Toledo), de estado eclesiástico, hijo de Eugenio y de Isabel».

Y, todavía Ballesteros nos ofrece un dato más: «como don Juan estaba casi ciego, se supone que este papel se lo escribió José García (hijo)».

Los restos de los cuatro asesinados en la madrugada del 11 al 12 de septiembre de 1936 reposan en la cripta, bajo el altar mayor, de la iglesia de San Juan Evangelista de Sonseca [Esta fotografía se publicó en un especial de “El Castellano” el 7 de junio de 1928].