VIDAL DÍAZ-CORDOVÉS SÁNCHEZ-PERDIDO
Canónigo de la Catedral de Toledo
Casi todos los miembros del cabildo fueron martirizados; también casi todos los que formaban parte del gobierno eclesiástico, la mayor parte de los profesores de los Seminarios y la mayoría de los párrocos de la ciudad. Los dos Seminarios de Toledo habían sido incautados y destinados a comedores de los milicianos y a oficinas de abastecimiento. El último día los milicianos, al verse rodeados por las tropas nacionales, pegaron fuego a la biblioteca y a la capilla, que quedaron reducidas a cenizas.
Por estas páginas hemos podido acercarnos a algunos de los canónigos, mozárabes y Capellanes de Reyes de la Catedral: Gregorio y Toribio Gómez de las Heras, José López Cañada, José María Maldonado Valverde, Valetín Covisa Calleja o Francisco Navas Vega. El último canónigo que fue asesinado fue el Siervo de Dios Vidal Díaz-Cordovés Sánchez-Perdido. Natural de Consuegra (Toledo) había nacido el 28 de abril de 1872. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de septiembre de 1895.
El 18 de julio de 1936 se encontraba en su pueblo natal. Detenido el 11 de agosto y puesto en libertad poco después. Desde entonces se mantuvo recluido en su domicilio entregado a la oración y aterrado por las noticias de tantos asesinatos. Finalmente, el 14 de noviembre de 1936, unos milicianos le detuvieron y encerraron en el Casino. Esa misma noche lo llevaron hasta el cementerio de Urda, siendo allí mismo fusilado. También fue el último sacerdote asesinado en Consuegra.