Tras el estudio dedicado a la Ciudad Imperial, este segundo tomo de La persecución religiosa en la Archidiócesis de Toledo (1936-1939) recoge, en más de seiscientas páginas, el testimonio de fidelidad de decenas de sacerdotes diocesanos que fueron asesinados por odio a la fe en los pueblos de las vicarías de Toledo y Talavera de la Reina. El lector encontrará nombres, lugares y fechas, pero, sobre todo, encontrará vidas entregadas, sacerdotes sencillos y generosos que, sin renegar de Cristo, abrazaron la cruz con entereza. Muchos de ellos fueron pastores de pequeñas parroquias, confesores, educadores, capellanes de conventos o cuidadores de enfermos. Su sacrificio, vivido en silencio y sin armas, es una semilla fecunda de esperanza para la Iglesia. La sangre de estos testigos del Evangelio sigue hablando hoy, como entonces, con fuerza de perdón, fidelidad y amor a Dios.
